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Sacerdotes, diáconos y seminaristas acompañantes de jóvenes en Barcelona: la fragilidad como camino compartido hacia la santidad

Esta semana, el Seminario Conciliar de Barcelona ha sido el escenario de un encuentro que ha marcado el inicio de un curso lleno de propósito para sacerdotes, diáconos y seminaristas acompañantes de jóvenes de la Archidiócesis de Barcelona. Bajo la guía de los Obispos Auxiliares Mons. David Abadías y Mons. Javier Vilanova Pellisa, y con una inspiradora ponencia de Mn. Emilio Lavaniegos, psicólogo y experto en acompañamiento espiritual, el evento tuvo como tema central “La santidad y la fragilidad”. ¿El mensaje? Que la santidad no trata de ser perfecto, sino de la capacidad de reconocer la vulnerabilidad y caminar con ella.

Fragilidad y santidad: un vínculo poderoso

Mn. Emilio Lavaniegos no escatimó en dar un mensaje directo: “La santidad no se trata de ser perfecto, sino de aceptar nuestra humanidad y aprender de nuestras limitaciones.” En una reflexión que rompió esquemas, invitó a los asistentes a ver la fragilidad como una oportunidad para fortalecerse en comunidad y acercarse a Cristo. A lo largo de la jornada, los participantes también compartieron sus propias experiencias de vulnerabilidad en pequeños grupos, mostrando cómo la fragilidad influye en su vida espiritual.

Caminar juntos: apoyo y fraternidad como claves

El encuentro abordó otro punto esencial: la importancia de no vivir la fragilidad en soledad. En palabras de Mn. Emilio Lavaniegos, es vital “dar y acoger”, un principio de fraternidad que invita a los sacerdotes a apoyarse mutuamente, escuchar y ofrecer ayuda a quienes comparten su vocación. La cercanía y la empatía entre compañeros se consideran una forma de fortalecer la vocación y el servicio. Se animó a los participantes a buscar dirección espiritual y a formar amistades cercanas, contando incluso con el acompañamiento de su obispo.

Fidelidad en el ministerio: servir a quienes más lo necesitan

El último punto clave del evento giró en torno a la fidelidad en la vocación. Se recordó a los sacerdotes su compromiso con los enfermos, los pobres, los jóvenes y las familias, así como la importancia de los sacramentos en la relación con Cristo y la comunidad. Lavaniegos concluyó el encuentro resaltando que “cuando abrazamos nuestra fragilidad, encontramos la verdadera fortaleza”, dejando claro que en la fragilidad y en el apoyo mutuo se encuentra una fuente de fuerza única.

 

Con esta jornada, la Archidiócesis de Barcelona refuerza el compromiso de caminar juntos en comunidad, animando a estos sacerdotes, diáconos y seminaristas acompañantes de jóvenes a vivir la santidad desde la autenticidad y la unión, para poder transmitirlo también a los jóvenes a los que acompañan.

¡A por un curso en el que la vulnerabilidad y el apoyo sean los pilares para avanzar!

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