¡Crónicas Desenfadas del Camino Ignaciano!
¿Alguna vez os habéis preguntado qué ocurre cuando juntas caminatas, risas, y un toque del Señor? Pues bien, el pasado 4 y 5 de noviembre, nos aventuramos por el Camino Ignaciano y la verdad… no sabíamos a lo que nos estábamos enfrentando…

Sábado: Amanece el Caos Controlado
Todo comenzó a las 9 en Monistrol de Montserrat, donde nos reunimos. ¡Nada como arrancar el día con una Misa! Después, obviamente, desayuno (porque somos gente civilizada, al
menos eso intentamos). Y así, con las energías recargadas, nos aventuramos en una caminata
de 24km.
¿Primeros kilómetros?
Una prueba de resistencia digna de un reality, subidas empinadas y calor. ¡Ay, pero la risa no podía faltar! Éramos como 15 (o algo así, ¿quién lleva la cuenta?), y en el camino nos fuimos conociendo. Paradas estratégicas incluyeron la historia de San Ignacio y testimonios de los Mosenes (sacerdotes con anécdotas más locas que una película de Hollywood).
A medio camino, parada para comer y el juego de «¿Qué Preferirías?» para mantenernos
cuerdos (o no tanto). Llegamos a Manresa hacia las 19, nos tomamos la foto grupal (que más
parecía un meme) y luego, a buscar la escuela donde íbamos a dormir. Tras una ducha, tan necesaria como merecida, nos lanzamos a una pizzería. ¡Los testimonios de los demás fueron también muy interesantes!

La retirada a «dormir» a las 23:30 fue más un sueño de esperanza que una realidad. Seguimos charlando hasta bien entrada la madrugada. Algunos finalmente sucumbieron al sueño, pero los otros nos estiramos en el suelo para mirar las estrellas un buen rato, porque las estrellas no se miran todos los días, ¿no?
Domingo: Amanece con más Aventuras
A las 8, nos levantamos (o nos arrastramos, depende de quién lo cuente). Laudes a las 9 AM para ponerle el toque al día. Después, desayuno, que pareció más una comida tardía que otra cosa, porque, total, ¿quién tiene prisa en un domingo? Tras desayunar estuvimos jugando a básquet, futbol, tocando la guitarra… esas cosas.
La misa a las 12:30 fue el momento de reflexión, seguida de una BBQ que se extendió hasta media tarde. La visita a la Cueva fue una joya, es muy bonita, y, encima, pudimos incluir una rápida sesión de oración. El gran cierre: el tren de vuelta, jugando a cartas en mitad del vagón.


Y así, entre risas, momentos de reflexión y una buena dosis de caminata, concluyó nuestro fin
de semana en el Camino Ignaciano!
Recopilación de imágenes:




















