Por una misión compartida
Como cada mes, el Santo Padre difunde a través del Vídeo del Papa sus intenciones de oración.
Este mes, el Santo Padre ora por la misión de la Iglesia, en la que todos tenemos un papel clave. Los sacerdotes no son los jefes de los laicos, sino sus pastores, y juntos formamos una comunidad. Como cristianos, no se trata de que unos estén por encima de los otros, sino de complementarnos y caminar juntos en un mismo camino, el de la sinodalidad.
Puede que te preguntes: “¿Qué puedo hacer yo?”, conductor de autobús, campesina, pescador, repartidor de pizza, estudiante de secundaria o universitario. La respuesta es clara: dar testimonio con nuestras vidas y asumir la corresponsabilidad en la misión de la Iglesia. Todos los bautizados formamos parte de la misma casa, la Iglesia, y debemos cuidarla desde lo que mejor sabemos hacer.
La clave está en la participación y en entender que somos corresponsables de esta misión, tanto sacerdotes como laicos y consagrados. Cada uno aporta desde su lugar, en comunión, para que la Iglesia siga siendo un espacio de misión compartida.
Las claves son:
COMUNIÓN:
- La Iglesia debe estar unida a imagen de la Santísima Trinidad.
- Poner de manifiesto la riqueza de los dones y personalidades de cada uno, no suprimir las individualidades.
- Estar unidos por el amor, el perdón y el apoyo mutuo que provienen del Espíritu Santo, más allá de las diferencias o desacuerdos.
PARTICIPACIÓN:
- Ser parte de la Iglesia, cada uno desde su lugar, nadie excluido: «todos, todos, todos».
- Trabajar de manera conjunta como motivación para cooperación y la colaboración.
- Contribuir con la vocación, los dones y carismas de cada uno.
MISIÓN:
- La Iglesia debe ir «en salida», con orientación evangelizadora.
- Llevar la fuerza transformadora de la Buena Nueva a los lugares de estudio, trabajo y ocio.
- Ser testigos humildes pero creíbles de la alegría cristiana.
QUÉ NOS PIDE FRANCISCO PARA TRANSITAR EL CAMINO DE LA SINODALIDAD?
Corresponsabilidad. Apertura a una misión compartida. Promover y ayudar la participación. Favorecer la escucha y el discernimiento. Apoyar siempre el estilo de vida sinodal.
Así que oremos para que la Iglesia siga impulsando una vida sinodal, promoviendo la corresponsabilidad, la participación activa y la misión conjunta entre todos. ¡Juntos podemos hacer grandes cosas!