Estos días hemos asistido a la Peregrinación Europea de Jóvenes en Santiago de Compostela (PEJ 22).

Allí nos hemos reunido más de 12.000 jóvenes siguiendo las once rutas del Camino de Santiago. Nos han acompañado 55 obispos de toda España, Italia, Francia y Portugal; 370 sacerdotes y 400 miembros de vida consagrada. De esta forma, la PEJ 22, celebrada entre los días 4 y 7 de agosto, ha sido el mayor evento de la Pastoral Juvenil de España de la última década.
Sin embargo, la PEJ ha sido mucho más que un encuentro global. También se ha convertido en un punto de unión entre las delegaciones de Juventud de los diferentes obispados de Cataluña y Mallorca.
TÚ, JOVEN
Más de 600 adolescentes, jóvenes y jóvenes-adultos de las diócesis de St. Feliu, Solsona, Urgell, Terrassa y Barcelona, además de Mallorca, caminamos unidos desde Lugo. Durante el camino nos acompañaba el obispo Javier Vilanova. Una vez en Santiago, pudimos disfrutar también de la presencia paternal del cardenal Juan José Omella y de las catequesis con el obispo auxiliar Sergi Gordo y Joan-Enric Vives, de la diócesis de Urgell.

El camino nos ha traído cansancio, ampollas, sueño, pero también sueños y ratos de recogimiento, ya que uno de los temas recurrentes en este encuentro ha sido el discernimiento vocacional, crucial en la etapa de juventud. Siguiendo este espíritu de servicio a las necesidades de los jóvenes, se ofrecieron numerosos talleres, homilías y testimonios de diferentes realidades de la Iglesia.
Ayer volvimos de la PEJ y no puedo sentirme más afortunada y agradecida. Se me han dado muchísimas preguntas y también muchísimas respuestas. El mayor descubrimiento que he hecho ha sido darme cuenta de que yo fui con la intención de encontrarme y conocerme a mí misma, pero he acabado encontrando y conociendo a los demás. Incluso cuando andábamos, el dolor de pies no frenaba las conversaciones, o en las molestas y largas colas de los baños tampoco se detenía la interacción entre nosotros. Era algo que a mí me parecía increíble, porque no es algo que ocurra todos los días. Y es curioso porque esto sólo ocurre cuando nos une algo mucho mayor, gigante; Dios
Núria Huanuco, 16 años, miembro del grupo de adolescentes.
EL CAMINO DE SANTIAGO: ¡LEVÁNTATE!
El andar juntos nos ha hecho llegar lejos, hasta la tumba del apóstol Santiago. Hacia ella han peregrinado también miles de jóvenes en este año santo compostelano. El camino nos ha permitido ver otros muchos ejemplo de peregrinación de los que han puesto sus energías a nuestro servicio. Los guías, los voluntarios de cátering, los acompañantes de adolescentes y de la Pastoral del Sordo… Al fin y al cabo, todos nos hemos levantado de nuestras comodidades y hemos seguido los pasos de Cristo.
Durante estos días de peregrinación he sido el sherpa de cola, el último del grupo. Hacer el Camino con los últimos me ha ayudado a refrescar mi vocación por los demás, desde el servicio y el acompañamiento. (Pre)ocupándome para que nadie se quedara atrás: procurando seguir el estilo de Jesús; atendiendo, animando, curando, escuchando, compartiendo… poniendo en segundo término mis propias necesidades y gustos.
He procurado vivir cada segundo con conciencia, intensidad, alegría y agradecimiento. Me ha permitido gustar, poco a poco, la presencia de Dios en cada una de las personas que he descubierto. Llenando la mochila a rebosar de instantes preciosos y de los nombres con los que he acompasado el ritmo.
Ramon Oromí, guía de la delegación de Urgell.
Y AHORA, SÉ TESTIGO
El último día finalizamos el encuentro en el Monte del Gozo, ese espacio que se preparó para acoger la JMJ de Santiago en 1989. El cardenal Antonio Marto, enviado especial del Papa, nos dirigía estas palabras: “Habéis vivido una serie de hermosos y enriquecedores encuentros y experiencias. Su belleza y riqueza no son solo para vosotros, sino para que lo comuniquéis a los demás”. Un mensaje de envío que se une al lema que nos ha acompañado estos días. «¡Joven, levántate y sé testigo!»

Recupera el himno de la PEJ’22 aquí
































