El pasado sábado 16 de marzo tuvo lugar la tradicional vigilia de oración por las vocaciones en el Seminario Conciliar de Barcelona.
Jóvenes, niños, padres, abuelos y personas de todas las edades respondieron a esta llamada de oración. Todos se unieron en la capilla del seminario para elevar su súplica a Dios por el aumento de vocaciones sacerdotales en nuestra archidiócesis.
Reviviendo la vigilia
Antes de iniciar la adoración, el seminarista Andreu Salinas, que será ordenado el próximo sábado 23 de marzo en la parroquia de San José Oriol, dio un pequeño testimonio sobre su vocación.
Después de esto, tuvo lugar la exposición del Santísimo y se leyó el pasaje del evangelio de la llamada de Jesús a Mateo para seguirle (Lc 5, 27-28). El Cardenal pidió a Dios por las vocaciones, confiando plenamente que es a través de los sacerdotes que se cumple la palabra de Jesús:
«Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos.» (Mateo 28, 16)
Es decir, el sacerdocio es una vocación de amor a la comunidad: en nuestros pueblos, ciudades y barrios, son muchos los que esperan llevar a cabo el anuncio del Evangelio y renovar todos los días el Sacrificio del Altar que se entrega por la salvación del mundo. Un don del Buen Pastor que les hace capaces de llevar el cielo a la Tierra.
Nuestra oración
Por último, la adoración concluyó con esta petición que el Cardenal Omella dirigió a Jesús, en nombre de todos:
«Oh, Padre, dueño de la mies, escucha nuestras súplicas. Concédenos la determinación de responder a tu Hijo nuestro Señor. Su Corazón nos quiere dar las vocaciones necesarias para que tu Iglesia se muestre fiel y pronta a obedecer tus mandatos. Espíritu Santo, alma de la Iglesia ¡Mueve el corazón de muchos para que, unidos al sacerdocio de Cristo, sean signos de su amor pastoral y de su presencia gloriosa! Necesitamos sacerdotes que den testimonio de Cristo Resucitado a semejanza de los Apóstoles. Que sean muchos los que, en la misma persona de Cristo, amen según su Corazón indiviso, sacerdotes que muestren a Cristo como Esposo de la Iglesia, dándolo todo por ella, hombres que, consagrados a Cristo, sirvan la comunión de los diversos carismas al servicio de la unidad sellada con su Sangre preciosa. Dadnos, Señor, sacerdotes marianos, hijos de María, Madre de la Iglesia, para que todos podamos renovar nuestro Sí incondicional a ser santos. Amén.»
Pica-pica
Al finalizar la adoración, la gente pudo disfrutar de un picoteo, y unas buenas hamburguesas para los más atrevidos. Además, se presentó el vídeo que el Seminario ha realizado especialmente para ese día:
¡Damos gracias a Dios por esta vigilia y estamos seguros de que Él siempre nos escucha!
Recopilación de imágenes























