Una noche para unir diócesis y preparar los corazones para la Navidad
La Basílica de la Merced de Barcelona acogió, un diciembre más, la Vigilia de la Inmaculada, uno de los encuentros más esperados por las diócesis de Barcelona, Sant Feliu y Terrassa. En un ambiente de oración y unión, los fieles se reunieron para venerar a la Virgen y preparar el corazón para el misterio de la Navidad. Esta celebración, que destaca por su tono íntimo y marcado por la belleza espiritual, simboliza la conexión entre comunidades cristianas y es una cita imprescindible para quienes desean vivir el Adviento en profundidad.

Adviento, como se recuerda estos días, es un tiempo claramente mariano.
María, como mujer llena de gracia, nos enseña a esperar a Cristo con alegría y esperanza. La solemnidad de la Inmaculada Concepción pone en relieve el papel único de María como figura central de la Iglesia y de la Navidad, ispirándonos a llevar una vida auténtica y libre de pecado. Según la tradición cristiana, María no solo refleja la luz de Cristo, sino que también simboliza la victoria sobre la muerte y nos muestra que la verdadera felicidad se encuentra en el servicio a los demás.
Además, la icónica imagen de María coronada por doce estrellas nos recuerda su presencia humilde y constante en la vida de la Iglesia y de Europa.
Tal y como se reflexionó durante la celebración, María sigue acompañando el camino de los cristianos y el de la humanidad en los momentos más difíciles. Después de este velatorio especial, se animó a todos los fieles a mantener vivo su testimonio de amor y servicio, siguiendo el ejemplo de la Virgen, mientras preparamos los corazones para vivir con gozo la Navidad.
¡Os esperamos el próximo año con la misma ilusión por seguir velando juntos en este camino de fe!