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Sent la Creu de Ucrania, una celebración única

By 3 de marzo de 2023noviembre 14th, 2024No Comments

El pasado 26 de febrero la diócesis de Barcelona daba pistoletazo de salida a la Cuaresma. Bajo la convocatoria del Cardenal Joan Josep Omella, la juventud se unía un vez más en La Sagrada Familia para vivir jornada de Sent la Creu, la tradicional celebración que desde hace 7 años ha acogido en Barcelona diferentes cruces de países en necesidad de todo el mundo. Esta vez, nos acercábamos todos juntos al sufrimiento del pueblo ucraniano, en una eucaristía coronada por la icónica «Cruz vivificante» de Yuvenaliy Mokrytskyi.

Según una antigua leyenda cristiana, en el Gólgota, donde se crucificó a Jesús, había la tumba de Adam. La sangre de Salvador fluyó sobre los restos de Adam expiando el pecado original.


El icono del Calvario contiene, no solo una imagen del Crucificado, sino también un recordatorio de las palabras que Jesús dijo a su Madre antes de su muerte: «Mujer, aquí tienes a tu hijo», y después, dirigiéndose a Juan, el discípulo que amaba, dijo: Aquí tienes a tu madre», (Jn 19,26-27). Todos somos representados por el apóstol Juan. El Señor nos confía las manos llenas de amor y ternura de la madre, porque sentimos que nos sostiene para afrontar y vencer las dificultades nuestro camino humano y cristiano.


Nuestra cruz es una réplica del icono de Yuvenaliy Mokrytskyi. El autor la pintó siguiendo el modelo de la antigua cruz ucraniana «Cruz vivificante». Lo hizo a petición del Yosyp Slipyi, cuando el patriarca volvió de la cautividad siberiana.

¿Por qué el Señor permite la guerra? ¿Qué espera de nosotros los jóvenes? ¿Cómo puedo ayudar que el sufrimiento acabe de una vez por todas? ¿Cómo ha mirado usted la Cruz del Señor durante este tiempo? Y ¿Qué signos de esperanza hay en medio del dolor?

Todas ellas son preguntas que todos nos planteamos y que tuvieron un espacio para pronunciarse y encontrar respuesta en esta celebración. Así se dirigieron dos jóvenes al arzobispo mayor de Ucrania, Sviatoslav Shevchuk, invitado especial que, con una conexión telemática en directo, nos acercó con delicadeza la mirada del perdón en medio de un conflicto tan complejo. 

El acto también contó con el testimonio de Mn. IuriiStasiuk, rector de la parroquia de Sta. Mònica de Barcelona que estuvo sirviendo y acompañando a los soldados heridos en el frente de guerra. La celebración de la Eucaristía continuó presidida por el cardenal Omella, que recordó a todos los fieles congregados el sentido de conversión y preparación personal a la Cuaresma, y una entrega de ofrendas por parte de un grupo de jóvenes ucranianos residentes en Barcelona. 

Al acabar, todos aquellos que lo desearon pudieron acercarse a venerar la cruz.

La novedad de este año es la creación del Himno de Sent la creu, que interpretó la coral de corales bajo la dirección de Joan Alfons Hernández. Luis Meseguer, compositor y también arreglista otras piezas musicales del cantoral, nos explica cómo fue este proceso. (Leed el desplegable con su testimonio)

Tenemos un tesoro poético y musical acumulado durante 2000 años.

¿Cómo surgió la idea? ¿Tenemos que entender que a partir de ahora se cantará a todas las celebraciones?

La idea surgió hablando con Joan Alfons Hernández, el director del coro de Sent la Creu. Durante los últimos años, hemos estado cantando arreglos de diferentes obras, como el del «Cordero de Dios» y «Ya no soy esclavo», que hizo el Ángel Pérez el año pasado. Creo que son arreglos geniales y por eso los hemos repetido. Este año, pero, hemos visto la necesidad de hacer una composición original para Sent la Creu. Ya llevamos unas cuántas ediciones y este acontecimiento ya tiene cierta identidad que merece también una identidad musical. Por eso decidimos hacer un himno que se relacione con este acto, y que se cante cada vez que entre la cruz en el Temple.


Breve análisis musical: significado de la letra, el proceso de crear la melodía. ¿Qué quieres que la gente sienta y entienda al escuchar esta canción?

Tenemos un tesoro poético y musical acumulado durante 2000 años. Creo que no lo podemos olvidar, es más, el arte sacro que hacemos tendría que tener continuidad con el que se ha hecho antes, o al menos establecer un diálogo. Cuando estaba planteando un himno a la cruz busqué inmediatamente qué se ha hecho en la historia del arte cristiano. Me encontré con «O CruxSplendidior», un himno que está lleno de ideas paradójicas: «dulces claves, dulce madera»…

Me inspiré en esta letra para hacer las estrofas. La letra de las vueltas, pero, es composición original. Allá añadí imágenes medievales, comparando la cruz como «el estandarte teñido de casta sangre», o «el trono real». El inicio «vez detrás vez, Dios hecho carne, carne hecha polvo, polvo de amor vivo», está lleno de monosílabos. Quería transmitir los golpes de martillo, una experiencia sobrecogedora. El que viene después es más «legato», más dulce, como dice la letra. En la parte final, pero, hay una luz de esperanza: «Dios elevó la Cruz del Hijo para llegar a la resurrección». En este momento se da un sentido a esta Cruz, la resurrección. Analizando la música, el inicio se canta con la nota «re», pero el final acaba con la nota «la». El final queda como suspensa en el aire a nuestro oído, puesto que esperamos volver a «re» para tener sensación de reposo. Pero me he quedado en «la» precisamente para dar a entender que estamos en tensión esperando un reposo trascendent, la Pascua eterna.

A nivel musical, he rehuido las convenciones de la música actual y me he fijado más en la medieval. Esto se puede ver en la modalidad (re dórico o el primer modo gregoriano). También se encuentra en la construcción melódica de las estrofas, que imita la salmodia. Esta estética antigua no es meramente de estilo, sino esencial. He evitado que la música es fundamente en acuerdos, sino en las palabras mismas, como pasa en el gregoriano.

¿Cómo valoras personalmente esta edición de Sent la Creu? ¿De qué manera te ha impactado, más allá de asistir como compositor?

Me ha impactando ver las familias de refugiados a Misa, no verlos en una televisión sino en vida real. Esto me recuerda que la comunión que vivimos en la Iglesia, que sobrepasa los límites geográficos y temporales, es real y no una teoría bonita. También me ha impactado la homilía del Cardenal Joan Josep Omella, habla con mucha sinceridad y va a la esencia del que es realmente importante.

La convocatoria

El acto contó con una participación de unas 2.500 personas, 60 concelebrants, el Cardenal y nuestros dos obispos auxiliares, Mons. Sergi Gordo, Mons. Javier Vilanova y una coral formada para más de 115 jóvenes, de diferentes coros de la ciudad y más de 60 voluntarios.

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